


Hay dias como el de hoy que maldigo la hora en que acabé en este mundo tan cruel, ingrato y solitario de cuidar colonias callejeras, días como hoy en donde se me rompe el corazón, un corazón cansado y dolorido de tanto sufrimiento. Hay personas que somos extremadamente vulnerables y que cosas que para los demás no tiene importancia para nosotros se convierte en un mundo, para muchos la muerte de un gato callejero no significa absolutamente nada, pues no son merecedores de de ninguna consideración o como dice Loli, la mujer que va conmigo a darles de comer, no hay que llorar por ellos pues son gatos, animales(que coño soy yo, una piedra).
Según la misma persona yo tengo un problema, me dice que no puedo ponerme "así" cada vez que se muere un gato y no duda en dejarme sóla echa un mar de lágrimas y con el alma quebrada como me ha sucedido hoy con la muerte de mi gatita Felina.
Lo de Felina era una muerte anunciada, desde que la esterilicé no hace ni un año, comenzó a salirse de las naves para cruzar la peligrosa carrretera rápida hacía una plaza justo enfrente, lo hacía a diario, varias veces y yo no podía evitarlo. En numerosas ocasiones tuve que ponerme en medio de la carretera para que los coches frenaran, ganandome los gritos de "loca" de todos los conductores, pero no me importaba, lo importante era que ella pudiera cruzar sin problemas.
Esta noche Felina me estaba esperando para comer junto con el resto de la colonia, la saludé como siempre y le acaricie el lomito, a los pocos minutos, cuando casi estaba por concluir mi tarea, tuve que ver como Felina era atropellada, sin poder hacer nada, a mi niña le arrebataban la vida, pudo llegar hasta la acera de donde la recogí y en mis brazos, entre un charco de sangre dió su último suspiro. En esos momentos, rota de dolor maldigo el estar allí, por otro lado quisiera ocupar su lugar, dejar de sufrir, ya van tantas muertes, tanto dolor para un sólo corazón...allí con su cuerpecito inerte entre los brazos, sóla, desolada, ninguna palabra de consuelo, sólo las de siempre de Loli "era un gato de la calle y venga ahi te quedas que tengo prisa", ni la gatita ni yo somos merecedoras de su tiempo.
He llegado a casa llena de su sangre, desconsolada, agotada, no puedo con esto, no tengo solución ni medios para ellos, no tengo donde llevarlos, no puedo pagarles nada , sólo ver como uno trás otro pierden la vida. Mañana o el otro ya sé a cuales le va a tocar, otra muerte anunciada ,los tres pekes que salen del respiradero del antiguo supermercado donde vive otra de mis colonias gatunas, de ese lugar nadie quiere saber nada, los gatos mueren allí encerrados y nadie se entera, los pocos que salen al exterior acaban siendo atropellados y a nadie le importa, y yo ya estoy cansada, de nada sirve que difunda la situación porque nadie va a venir en su auxilio, a mi me tocará verlos morir también...no hay solución para mis gatos ni para mí, no sé, quizás la muerte no sea tan mala al final.
Gatita, ya de tí sólo quedan estas imagenes y mi recuerdo.